¿Se despierta con urgencia & exigencias?

Estamos en plena vuelta al cole, algunos acabando de empezar, otros llevan ya unos días, y una constante en sesión es “el despertar”, ese que muy a menudo es compartido. O me despierto y se despiertan, o compartimos cama y nos despertamos a la vez o se despiertan y he de correr.

Mi objetivo es siempre llenar de espacio las rutinas, que tengas espacio tú, que puedan tenerlo ellos. Queremos poder ducharnos y vestirnos, hacernos un desayuno nutritivo, poder asearnos con calma pero por mucho que lo intentamos, no solemos conseguirlo.

¿Qué está pasando?

Hay un iceberg enorme debajo de esa puntita que vemos y asoma cada mañana y es importante entender que está ahí, observarlo para sacarlo a la luz.

Cuando alumbramos eso que nos agobia, de repente el problema se vuelve pequeño.

Despertarse con urgencia es el mayor indicador de que no hemos dormido bien & que muy probablemente no hemos sido conscientes de que nos estábamos durmiendo.

¿O no lo has vivido tú? Cuando por ejemplo, son las 22 de la noche, están todos dormidos, habéis cenado, recogido, te sientas y te pones un capítulo de esa serie que te apetece ver, pero a la media hora te has quedado dormida en el sofá. Al cabo del rato te despiertas de un susto, desubicada, “¿dónde estoy?”.

Ese despertar, urgente y desubicado es fruto de haberte despertado de golpe y por ende, desregulada. Siempre utilizo esta misma metáfora pero qué diferente sienten nuestros pequeños despertarse en medio de la noche cuando la rutina previa a dormirse la han vivido con calma & intención.

Despertarte siendo consciente de dónde estás, qué estás haciendo y de la seguridad y tranquilidad que te rodea es muy diferente a hacerlo cuando no has sido consciente de dormirte, cuando te has dormido a lloros o luchando ese dormir. Cuando no ha habido tiempo, cuando hemos tenido conflictos sin reparar o simplemente se han “caído rendidos” allí dónde les ha pillado.

Y es justo ese despertar el que nos estamos encontrando estos primeros días de rutina con mucha más frecuencia. Despertares desregulados, con prisa, que hacen que nuestros pequeños y pequeñas “exijan” (entre muchas comillas) todo lo que se les ocurre para ver si eso les hace sentir mejor.

A menudo teta, biberón o desayuno. Otras veces nos estancamos con la ropa, las rutinas de cuidado o el salir, todo eso que ocurre muy junto a ese despertar aturdido de estas primeras semanas.

Mar, ¿y ahora qué?

Vamos a tener que reajustar. Vamos a tener que mirar a las rutinas como rituales, a entender qué les desregula, cómo están cuando están desregulados y cuando no. Cómo es un despertar ideal para ellos, como lo es para nosotros. Y trabajar estas semanas en establecer esas bases desde la calma y con todas las herramientas que podamos reunir.

Si sientes que quieres que lo hagamos juntas, solo tienes que escribirme. Empezamos a rodar con familias nuevas a partir del 18, la semana que viene. Si esto te resuena, si estás encontrando dificultades y quieres recuperar tranquilidad este curso, me encantará poder acompañarte en este viaje.


Anterior
Anterior

El progreso en la primera infancia no es lineal.

Siguiente
Siguiente

La conexión en esta nueva forma de criar, es alimento.