La frustración & la infancia extraordinaria.

Hoy quiero hablarte sobre la frustración. Y en concreto sobre la baja tolerancia a la frustración. Puede que no comprendas a qué me refiero con la frustración en la infancia, pero seguro que si te hablo de “rabietas”, de momentos de no entendimiento, de pensar que no sabes qué hacer, entonces sí. Si estás en este momento y crees que sus momentos de frustración no entran dentro de lo que es natural a su edad, siempre puedes escribirme, pero hoy te quiero explicar un poco cómo saber si hay baja tolerancia a la frustración en vuestro hogar y cómo hacer para que, desde la prevención, podamos aumentarla un poquito.

3 señales de que un niño/a extraordinario/a tiene una baja tolerancia a la frustración.

  1. Está en una etapa en la que llora o siente “frustración” en situaciones nuevas que pueden llegar a sobrepasarle.

  2. Necesita estar entretenido/a mientras hace otras cosas (pantallas, canciones, juguetes).

  3. Cuando algo no le sale bien, pide ayuda en seguida, o se enfada o recurre a los gritos o violencia.

¿Puedes identificar la frustración dentro de todas esas emociones que están demostrando en medio de una rabieta? A menudo sólo miramos con los ojos pero pensemos como si estuviéramos en su situación, ¿qué nos causaría no poder coger ese helado de fresa en el supermercado y comérnoslo al instante si no supiéramos de propiedad, cómo pedirlo, de códigos de conducta en sociedad. Yo, estaría furiosa si no entendiese nada de eso y quisiera un helado de un color chillón.

Ahora bien, ¿qué hacemos una vez ya estamos sumergidos en un momento así? No podemos hacer prevención de ninguna forma, la única opción es salir del conflicto. Mi forma favorita de hacerlo, sin causar más frustración hacia el adulto es exponiendo la situación + validando sus emociones + explicando qué va a pasar después. Por ejemplo; María, no podemos comernos el helado dentro del supermercado, entiendo que eso te ponga triste, esperar puede ser duro, vamos a ir a pagar y nos vamos a casa. Puede ser que leas esto y pienses que es muy fácil escribirlo y que ojalá me teletransportara a ese momento para ver entonces qué haría. Pero pruébalo, repetidamente, hazle saber que todas las emociones valen, que las escuchamos y les damos forma, que entendemos que no sea fácil la situación, pero que ahora vamos a hacer esto y lo otro. Acompañar en ese momento es esperar con paciencia y cariño mientras procesan esas emociones y repetirlo con un tono suave si lo necesitan, sin cambiar de frase.

¿Podemos hacer algo para prevenirlo? No te puedo asegurar que vayas a erradicar todos los momentos de frustración del mundo, porque lo cierto es que todos nos frustramos, pero lo que vamos a hacer es tratar de aumentar la tolerancia a la frustración, para que se sientan cómodos si las cosas no van como esperamos a la primera, de forma instantánea. Piensa que esta es una generación que tiene todo a golpe de dedo, muchos de nuestros pequeños y pequeñas saben cómo poner sus dibujos favoritos en el iPad antes de hablar, y saben pedir cosas por amazon antes de escribir frases.

Estas son 3 formas sencillitas, perfectas para trabajar la frustración este verano. Recuerda que no importa la edad, habilidad, si tenéis un diagnostico, si tenéis sospechas, esto está pensado para que hoy mismo puedas empezar a practicar, adaptando cuando sea necesario.

3 formas sencillas de ejercitarla

  1. Juegos de mesa, ¿mi favorito? el memory. Empezando por dos o tres opciones y animándole a añadir más piezas según vayamos sintiéndonos más cómodos. Es un juego que en sí lleva implícita cierta frustración, no solemos adivinarlo al primer intento pero además cuando lo conseguimos, la recompensa es muy visual. Es un juego en el que todos nos equivocamos así que realmente demostramos con el ejemplo cómo actuamos como adultos cuando nos frustramos. Si no tienes ningún memory puedes hacer lo mismo con vasos opacos boca abajo y objetos o alimentos repetidos, como dos uvas, dos garbanzos, dos almendras, etc.

  2. Acompaña en la incomodidad: en lugar de ofrecer distracción. A menudo desde la desesperación, pensamos que distraer le ayudará a salir de esa emoción, cuando en realidad queremos llenar su caja de herramientas emocionales de experiencias que le recuerden que sabe salir de ahí, solito. Por ejemplo, en vez del iPad para irse del parque, intenta contarle, “Irse del parque cuando lo estamos pasando bien da rabia, pero tenemos que ir a casa a cenar”. En lugar de irse del parque entreteniendo. No tengas miedo de las emociones que puedan ir surgiendo, estamos entrenando un músculo, que entreteniendo solo conseguimos distraer, pero no nos da un aprendizaje a largo plazo.

  3. Ofrece retos en las cosas más pequeñas del día. Desde ofrecer agua en una mini jarra de metal y un vasito, hasta ofrecer el plátano sin cortar o cortado según diferentes niveles de dificultad. Replanteate qué cosas estás haciendo por el o ella que podrían ellos empezar a intentar hacer, ¿le abres la cama cuando se va a ir a dormir? ¿Le eliges la ropa? ¿Le recoges el plato? Elimina entonces todos los obstáculos que puedan haber para que no lo haga de forma autónoma y anima a hacerlo. Si quieres demostrar como se hace no le guíes, en silencio, hazlo tú despacio, y espera a que lo empiece a hacer.

Te enseño un reto de esos que tenemos a mano todos los días, en la primera foto verás cómo presentamos la fruta normalmente. Algo que no presenta un reto y tampoco acaba de ser más que un plátano a rodajas que me tengo que comer. Ahora bien, si ofrecemos o bien el plátano a medio pelar, con un cuchillo y un bol para que decidan cómo quieren comérselo o cortarlo, o el plátano entero para que practiquen abrirlo, entonces estamos diciéndoles “tú puedes”, y si en ese momento, en el que puede que aparezca frustración, acompañamos, estamos llenando esa cajita de herramientas de experiencias positivas. La segunda foto es una muy buena opción para bebés a partir de los 6 meses o pequeños extraordinarios que tengan dificultades de deglución. Ofrecemos la opción de practicar el agarre del plátano y la coordinación de llevarlo a la boca, y la opción de seguir pelándolo si quisieran más. Como ves, hay infinitas formas de acercar el mundo de la autonomía a todas las habilidades.

Ayúdame a hacerlo por mí mismo
— Maria Montessori
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